Pétalo CCXXXV

Anoche debí dormirme sobre el corazón... aún siento esa molesta sensación de tenerlo como dormido

Pétalo CLXXXIV

A veces... te recuestas en el pliegue de mi párpado. Es entonces cuando puedo convertirte en lágrima para sacarte de mí

Pétalo CLXXXIII

La balanza de la vida: un día bueno que se equilibra con 5 malos. Por eso aprendí a sonreír entre tristezas y miedos

Pétalo CLXXXII

Pregúntale a los delfines, ellos te dirán el origen de cada cicatriz que adorna mi piel

Pétalo CLXXXI

Tenía una vida para ti… pero decidió emanciparse e ir por su cuenta

Pétalo CLXXX

El gato que se agazapa preparando su ataque; el ratón que cierra los ojos y espera el zarpazo; la luna herida buscando otro cielo...

Pétalo CLXXIX

Estaba sepultada bajo besos y abrazos lanzados por unos ojos que nunca se atrevieron a hablar

Pétalo CLXXVIII

Lo que empezó siendo un inocente juego acabó siendo un jaque mate en toda regla

Pétalo CLXXVII

Detrás de cada duda, un suspiro; detrás de cada suspiro, un ojalá; detrás de cada ojalá, la certeza…

Pétalo CLXXVI

Y quiso acercarse a él, pero seguía anclada en su plataforma detrás del cristal del escaparate. No era sino un maniquí más

Pétalo CLXXV

Se quitó los ojos para dormir y aquella oscuridad, por una vez, le robó el desasosiego

Pétalo CLXXIV

Se me hace tarde para quererte; se te hace tarde para que no te olvide

Pétalo CLXXIII

Y le dejó una nota:
‘No soportaré la taquicardia que se aproxima. Fdo: tu marcapasos’

Pétalo CLXXII

En la duna de tus ojos encontré el punto final necesario para comenzar otra frase… en otro renglón

Pétalo CLXXI

Anoche dormí sobre el pliegue de tus párpados y vi el mundo en blanco y negro. Hoy me acostaré sobre una caja de plastidecor

Pétalo CLXX

Uno nunca está solo si cuando lanza una pregunta le contesta la otra parte del cerebro. Hay que oír..

Pétalo CLXIX

El muro se convirtió en alambre. “Nunca seremos hogar”, dijo. Comenzó a llover

Pétalo CLXVIII

Por la comisura de su boca se derramaba un beso herido y fue a descansar sobre mis labios, muertos por inanición

Pétalo CLXVII

Onirofobia, onirofobia, onirofobia… Era la única palabra que aparecía en sus sueños

Pétalo CLXVI

- No pises ahí!, le dijo
Él nunca entendió nada. Ella sintió cómo se resquebrajaba su vida. Huyó

Pétalo CLXV

Crearía un mundo lleno de fantasías decorado con recuerdos sólo para que tú fueras feliz

Pétalo CLXIV

Destapó la cajita. Estaba vacía. Decidió que sólo la llenaría de sueños cumplidos. Atrapó la magia